Pasamos solo una noche pero perfecta. Nada de ruido, lavabos enormes y duchas impecables. El dueño es un encanto, aunque no esté en la recepción puedes llamarlo y viene enseguida. Fuimos sin reserva y cuando le preguntamos si nos podíamos quedar nos dijo: por supuesto que si ! Con una sonrisa enorme. Los perros son Bienvenidos, incluso tienen su lugar para pasear libres.